jueves, 19 de septiembre de 2013

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jueves, 30 de julio de 2009

INSERCION LABORAL JUVENIL






















La Inserción
socio-laboral
juvenil


Participar en el mercado laboral
Para un joven que ya finalizó el colegio secundario, ¿es muy difícil
conseguir un trabajo? ¿Qué situación se les presenta
a aquellos que lo consiguieron? ¿Son empleos de calidad?
¿Qué influencia tiene la clase social a la hora de
buscar un trabajo?.
Una de las dimensiones centrales en la vida de un joven es el estudio. Después
de cumplir con la educación básica, el trabajo alcanza esa importancia. En este módulo vamos a ver algunos datos estadísticos sobre la situación de
muchos jóvenes que hoy en la Argentina trabajan o buscan empleo.
La primera distinción que realizamos es entre quienes participan o no del
mercado de trabajo. Con respecto a la participación en el mercado laboral, se
pueden distinguir tres categorías:




- Ocupados: aquellos que están trabajando
- Desocupados: no trabajan, pero están buscando
- Inactivos: no trabajan ni están buscando trabajando

Vamos a trabajar sobre la llamada Población Económicamente Activa (PEA), en particular sobre los
jóvenes de 15 a 29 años.
El mercado de trabajo es un espacio público
donde interactúan tres actores: los trabajadores,
los empleadores y el Estado. Este último
interviene, por acción u omisión, introduciendo
normas sobre la contratación de la
fuerza de trabajo. Además, genera derechos y
obligaciones tanto para los empleados como
para los empleadores.
No todos los trabajos son iguales y las diferencias
principales se dan a partir de cuánto
se gana y de cuáles son sus condiciones. Podemos
distinguir tres clases de empleos:




SEGMENTOS DE INSERCIÓN LABORAL
EMPLEOS


DE CALIDAD
Son empleos en
relación de dependencia
o independientes
donde se realizan los
aportes previsionales
y para los beneficios
sociales.
Los ingresos de estos
trabajos están por
encima de lo mínimo
necesario (a partir de
la llamada Canasta
Básica de Indigencia)



PRECARIOS
Son empleos en relación
de dependencia o independientes
sin aportes
previsionales ni beneficios
sociales.


Se caracterizan por la
inestabilidad.
Los ingresos de estos
trabajos están por encima
de lo mínimo necesario
(a partir de la llamada
Canasta Básica de Indigencia).




MARGINALES


Son empleos en relación
de dependencia o
independientes sin
ningún tipo de aportes a
la seguridad social.



Sus ingresos están por
debajo de lo mínimo
necesario (a partir de la
llamada Canasta Básica
de Indigencia).
Incluye también a los que
trabajan o son asistidos
dentro del marco de
planes sociales.
Calidad Precarios Marginales
De
Fuente: Re-elaboración en base a Salvia, Stefani y Comas, (2007)

















La inserción laboral es un proceso formado
por una cadena de primeros empleos. Podemos
decir que de estas primeras experiencias
surgen ciertas pistas acerca del funcionamiento
del mercado laboral y también
orientaciones que les permiten a los jóvenes
defi nir su perfi l de inserción. En esta etapa
se van disipando ciertos interrogantes iniciales
(¿En qué quiero trabajar? ¿Qué me
hace falta para lograrlo? ¿Qué puedo hacer
mientras tanto?). También se van definiendo
futuras trayectorias laborales.
Aplicando una mirada al contexto, el camino
para los iniciados no es nada sencillo. Hay
datos que demuestran que la tasa de desocupación
entre los jóvenes de 15 a 29 años
es más alta que para otros grupos de edad.
Pero no sólo los afecta el desempleo, sino
que también tienen problemas para conseguir
un buen empleo estable.



Enfoque 1: Los jóvenes son demasiados
y van muy rápido…
Pensemos que un desocupado es quien no
tiene un trabajo y está buscando uno. Esa es
una situación muy común para muchos jóvenes
que recién egresan del secundario. A veces
lo encuentran, pero no es lo que les gusta
o es un empleo que no les otorga todos los
benefi cios. Algunos teóricos argumentan que
es una situación momentánea debido a que
el mercado de trabajo recibe muchos jóvenes
demandando empleo y necesita tiempo para
ajustarse.


Enfoque 2: Los jóvenes tienen que
aprender más…
Otros teóricos explican que las posibilidades de
ubicarse en un mejor empleo dependen de las capacidades
de cada uno. Sostienen que los jóvenes
tienen serias difi cultades educativas porque no
saben lo sufi ciente o no tienen los conocimientos
que demanda el mercado. La falta de “capacidades”
entonces es lo que les ocasiona problemas
para conseguir buenos empleos ¡Y a veces para
conseguir cualquier tipo de empleo!
El siguiente cuadro te muestra la incidencia de
la educación en el tipo de inserción a partir
de los 18 años. Te proponemos una distinción
muy simple: entre aquellos que han terminado
el secundario y aquellos que no lo han concluido.
Se supone que esta variable incide en
qué clase de empleo van a conseguir.

Enfoque 3: Una visión más amplia
En los ejercicios anteriores y en lo que fuiste
leyendo, pudiste observar que todos los
enfoques tenían algo en común: intentaban
explicar las difi cultades de los jóvenes a partir
de alguna característica propia, como su nivel
educativo o su conducta errática al entrar al
mercado.
Pero hay otros enfoques que sostienen que
las amplias oportunidades de inserción laboral
que ofrecía la educación y el mercado laboral
se redujeron de manera signifi cativa.
En las últimas décadas en la Argentina se
han dado una serie de cambios sobre la estructura
social, que han hecho que el acceso
a un buen empleo sea más restringido.
Si bien una buena educación terciaria puede
ayudar a mejorar las oportunidades laborales,
no todos los jóvenes provienen de hogares que
puedan sostenerlos económicamente, mientras
continúan sus estudios.
En defi nitiva, esta mirada nos permite percibir
que las condiciones del mercado de trabajo se
han vuelto más excluyentes.

Los que terminaron o no el secundario es de 38%. Es
decir, más de la mitad de los trabajadores jóvenes
no puede conseguir un empleo de calidad
y esta situación quizás se mantenga o agrave
con otros grupos de edad.
Esta mirada más estructural no niega los datos
que hemos visto en los cuadros anteriores, pero
nos indica que hay que verlos en perspectiva.
No todos los jóvenes de los distintos sectores
sociales son afectados por los mismos
problemas ni de igual manera.
Situación ideal: todos los jóvenes de esta edad están en el colegio o apenas
lo han terminado. Pocos están trabajando y recién empiezan, por lo que muy pocos
llegarían a tener empleos de calidad. Por lo tanto:
•La tasa de asistencia debería ser mayor al 80 %.
• La de actividad no debería alcanzar valores muy altos, la mayoría esta estudiando
en el colegio. Son pocos los jóvenes que trabajan.
• Como están o estudiando o trabajando, la tasa de exclusión no debería de llegar ni
a las dos cifras.



ACTIVIDAD




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LA CRISIS PROVOCO UN DETERIORO DE LAS CONDICIONES LABORALES
Desempleo juvenil




La pérdida de puestos de trabajo afectó más a los estratos bajos y a los jóvenes. La principal dificultad de los jóvenes no pasa tanto por ingresar al mercado sino por mantener el empleo.

Por Natalia Aruguete
Por efecto de la crisis económica no sólo se perdieron puestos de trabajo en la Argentina sino que se deterioraron las condiciones laborales. Los más afectados son los estratos bajos y los jóvenes. Un informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, realizado por Eduardo Donza, afirma que, entre los trabajadores de sectores bajos, sólo el 16 por ciento conserva puestos con plenos derechos frente a un 60 por ciento en sectores medios. Y más de un tercio de los pobres accede a ocupaciones precarias. La situación de los jóvenes es más compleja. Su nivel de vulnerabilidad laboral respecto de los adultos aumenta en tiempos de bonanza y baja en contextos de alta desocupación. Entre 2003 y 2007, la desocupación joven disminuyó un 28 por ciento. En 2007 –último período para el cual se dispone de datos del Indec–, la desocupación joven era del 24 por ciento, más del doble de la general (10%) y tres veces la de los adultos (7%).
El estudio de la UCA agrega datos recientes en base a un relevamiento realizado en mayo. El resultado fue que el desempleo juvenil (16%) duplica el de los adultos (8%). Y sólo el 36 por ciento cuenta con derechos laborales plenos frente a casi la mitad en los adultos. Mientras que el nivel de precarización e inestabilidad laboral es similar en ambos. Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social (UCA), señaló a Cash que “la diferencia entre jóvenes y adultos es coherente con las particularidades específicas del mercado de trabajo de cada grupo. Los jóvenes presentan, en comparación con los adultos, una menor experiencia laboral y una menor antigüedad en el empleo. Esto hace que se les propongan tareas de menor nivel de calificación y que sean los últimos en ingresar. En consecuencia poseen relaciones laborales más precarias o no registradas, y son los primeros en ser cesanteados”.
En un escenario de desempleo masivo, como lo fue la segunda mitad de la década del ‘90, todos los grupos etarios son alcanzados por esta situación y se achican las diferencias de oportunidades para ingresar al mercado, según explica el investigador Pablo Pérez, del Ceil Piette del Conicet, en su libro La inserción ocupacional de los jóvenes en un contexto de desempleo masivo. El caso argentino entre 1995 y 2003. Las principales dificultades de los jóvenes no pasan tanto por ingresar al mercado sino por mantener el empleo, porque existe un mayor nivel de rotación que entre los adultos. Pérez opinó que esta mayor movilidad no es voluntaria sino que “responde a la forma de gestión de la mano de obra por parte de las empresas”. Según el economista del Ceil Piette, algunos rasgos sobresalientes de este aspecto son:
1. El rol de los ingresantes jóvenes no es esencial en vista de sus menores conocimientos específicos, por lo cual son ubicados en actividades periféricas dentro de las compañías.
2. El costo de despido es menor –debido a su poca antigüedad y falta de derechos laborales–, por lo que son los primeros en quedar sin sus puestos cuando baja la actividad económica.
3. Suelen ser contratados en ramas que funcionan, informales, con menores salarios, baja productividad y una importante rotación, como el comercio, la construcción, los servicios personales o el servicio doméstico.
“La postura ortodoxa de culpar a la víctima señalando que la rotación laboral juvenil es voluntaria no se adapta a América latina. Puede caber para la clase media o alta, pero no para la clase baja”, aseguró Pablo Pérez en diálogo con Cash. Dentro del grupo de 15 a 25 años, los que más dificultades tienen son los jóvenes que viven con sus padres, ya que los jefes de hogar están obligados a reducir el tiempo de búsqueda de un trabajo; las mujeres, que quedan relegadas con el argumento empresario de que el hecho de que tengan hijos aumenta el ausentismo y, fundamentalmente, los sectores de nivel socioeconómico bajo.


1-¿Cuanto fue el desempleo juvenil en Mayo?


2-¿Que diferencia hay cuando se compara a los jovenes con los adultos?


3-¿Cuales son los rasgos sobresalientes de como las empresas consideran a los jovenes?